Libros de Pilar Parralejo

Portada de Cierra los ojos y entrégate (Spanish Edition)

Cierra los ojos y entrégate (Spanish Edition)

Autor: Pilar Parralejo

Temática: General

Descripción: imagen. Las chicas reían, mirándolos. Ellas también estaban sorprendidas por la visita del jefazo, pero la cara de su editora era un poema y era inevitable no reírse. —Supongo que te sorprende mi visita. —¡No! Bueno sí. Pero por favor, pasa, siéntate. —No. En realidad vengo a por los papeles de mi reunión —ella lo miró sin saber a qué se refería, pero Bastian señaló con la mirada el montón que había en una mesita al lado de su escritorio. —Oh, ¡lo siento! De verdad que lo siento … —No te disculpes tanto, yo también me he llevado los tuyos —añadió, sacudiendo los que llevaba en la mano. Maximilien miraba desde fuera. Había ido a por los cafés que la mandamás le había pedido y dudaba si entrar o no. Las chicas le llamaron con gestos, como si le dijeran que se apartase de allí. Su jefa se veía tan emocionada que, obedeciendo a las redactoras se acercó al escritorio de Pauline para no interrumpirles. —¿Qué ha pasado? ¿Por qué está el jefazo en su despacho? —preguntó soltando las bebidas calientes en la mesa de la pelirroja, pero ella no respondió, solo se encogió de hombros sin apartar la mirada de su amiga. Mientras ella rebuscaba entre los papeles para devolverle los que se había llevado por error, él ojeó el despacho y con él, el reflejo en el espejo que había detrás de ella. Desde ahí pudo ver el monitor, donde había una foto suya en primera plana. Sin intención alguna de disimular dio la vuelta al escritorio para verla mejor. —¿Y esto? —preguntó risueño. Miranda se giró horrorizada, sin poder articular palabra— Esa no es de mis mejores fotos, la verdad … ¿Son esos? —preguntó, cambiando de tema, restándole importancia a lo que había estado mirando. —Si … estos son. —Vale. Gracias. Espero chocar más veces contigo, me gusta sonreír antes de una reunión importante, ayuda a aliviar tensiones —Bastian tendió una mano como saludo y ella la estrechó tímidamente. Nunca antes había pasado esa vergüenza. Había chocado con él, tirando todo lo que llevaba en las manos, le había hecho ir a por los documentos que se había llevado y, además, le había pillado con un retrato suyo en la pantalla. Cuando el ejecutivo se marchó Miranda se llevó las manos a la cara, percibiendo sin querer, el aroma que la mano de ese hombre había dejado impregnado en la suya.

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Portada de No soy tu Cenicienta

No soy tu Cenicienta

Autor: Pilar Parralejo

Temática: Ficción

Descripción: Capítulo Dos Lorraine miraba embelesada las fotos de un modelo francés, un chico que le serviría de inspiración para su próximo libro. Entre la suave melodía francesa que el equipo de música hacía resonar en su apartamento, se coló el tintineo de su teléfono móvil. Arrastró la silla blanca en la que se sentaba hasta la mesa del salón, donde lo dejaba siempre para no distraerse mirándolo continuamente. Sonrió al ver el teléfono de su editora en la pantalla, y pensó, equívocamente, que era noticias sobre la venta de Pretty Love. —¡Shelby! —Menos mal que respondes, Lori. Tenemos un serio problema, serio de verdad. —¿Pasa algo? —¿Algo? Algo sería decir poco. Tenemos una citación judicial para mañana mismo. —¿Cómo? —Automáticamente apareció en su mente la imagen de aquel atractivo hombre de ojos azules que la había acusado de difamación semanas atrás. —Un tal Steven Logger ha interpuesto una demanda por calumnias y alevosía. —Así que se llama Steven … —Lori, ¿Me has oído? ¡Tenemos una denuncia! Por tu libro … Lorraine salió de su apartamento con la velocidad de un rayo, dirigiéndose a la oficina de su editora. Shelby debía estar histérica y necesitaba decirle que todo iba a salir bien. Tenía claro lo que debía hacer: disuadirían a ese tipo, aunque no resultase tarea sencilla. Podía demostrar que su novela no estaba inspirada en la vida de nadie y, que no tenía en qué basarse para acusarla de nada que no fuera que le gustase o no su novela. Sorana, la abogada de la editorial había trabajado rápido para el poco tiempo que tenían y el resto de la tarde la pasaron revisando la denuncia y las pruebas que Steven aportaba para acusarla. —Tienes que reconocer, Lori, que si es cierto lo que dice, tu obra parece basada en su vida —dijo la abogada. —No me importa las pruebas que él aporte. —Pero pueden llevarte a la ruina, y a la editorial también … Lorraine se puso en pie y puso las manos sobre la mesa, mirando a su editora y a la jurista. —Por la forma en la que actuáis da la impresión de que me culpáis … ¡Me parece genial! Puesto que sé el lugar y la hora nos vemos mañana allí. —Espera, no te puedes ir así. —¡Oh sí! Claro que puedo, mirad como lo hago. Esa era la primera vez que alguien la acusaba de nada, y además también era la primera vez que tenía que enfrentarse a algo de esa magnitud: un juicio, ¡y por difamación! Caminó a paso ligero, cruzando calles, hasta la playa del faro, un lugar que quedaba bastante retirado de su casa, pero un sitio tranquilo y casi siempre desierto. Se sentó en la arena, entre los matorrales que crecían por allí y respiró hondo. Eran pocas, muy pocas las veces que se sentía de mal humor, y menos aun cuando estaba enfadada, pero ese día tenía ambas. Saber de ese tipo había crispado sus nervios, y aún más al saber de la denuncia y que las dos personas que se suponía debían defenderla, parecían más acusarla. Se dejó caer de espaldas sobre la arena y cerró los ojos. El sol calentaba en exceso, se acercaba el verano y a ciertas horas era imposible soportar el calor, aun así, Lorraine no se movió. Disfrutó del sonido de las olas rompiendo en la orilla y de la brisa primaveral que hacía ondear las ramas de la hierba.

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